Sunday, March 1, 2015

Luis Revilla: 'Pacto fiscal, el tema de fondo es saber quién hace qué...}'

El pacto fiscal es un debate promovido principalmente por los municipios y sus organizaciones desde al menos 2005. En la perspectiva de que nuevamente se discutirá el tema en los meses y años que vienen, el exalcalde paceño recuerda algunos principios de esta polémica que bien valdría la pena recordar y recuperar.

Para el exdirectivo de los municipios del país, la discusión del pacto fiscal debería empezar por debatir el rol de cada uno de los gobiernos, el central y los subnacionales (gobernaciones, municipios y autonomías regionales e indígenas). Ver qué hace cada nivel de gobierno y, por ello, cuáles son sus competencias y luego los recursos con que cumplirá sus tareas. Un elemento clave que introduce es la dotación de recursos según el empeño que ponga en su gestión cualquiera de los gobiernos locales.

En el tema del pacto fiscal, uno de los referentes es el exalcalde de La Paz Luis Revilla Herrero. Junto a otros burgomaestres y concejales, en 2008 estuvo entre los promotores de la propuesta de pacto fiscal que hizo la Federación de Asociaciones de Municipios de Bolivia (FAM); de hecho, fueron los municipios los que propusieron este debate. En el documento de la FAM de 2008 se adelantan varios temas que ahora deberán debatirse: cómo ordenar la descentralización; qué hacer con los recursos de caja y bancos; por dónde empezar a discutir el pacto; cómo conservar el bien común nacional...

— Una de las razones del pacto fiscal fue enfrentar el desorden de la descentralización. ¿Cómo cambió esto con las autonomías?

— Se ha ordenado un poquito. En el momento en que las competencias están establecidas constitucionalmente, pues esto ha posibilitado clarificar mejor los ámbitos de trabajo de los distintos niveles de gobierno. Desde el punto de vista más teórico, yo diría, sí hay un ordenamiento, pero eso no se ha traducido en lo práctico. Una discusión del pacto fiscal desde nuestra óptica, y en ese momento de la Federación de municipios, justamente tenía que ver con la discusión de fondo, que es quién hace qué.

— ¿Cómo entró en la Constitución esta noción de pacto fiscal?

— Era necesario pensar en una estrategia de promoción del bienestar de los ciudadanos, pero como política de Estado, no como política de gobierno. Creo que ahí es donde un poco la visión del Gobierno está limitada. Es esencial que los planes de desarrollo de los municipios y de las gobernaciones estén alineados al Plan Nacional de Desarrollo; pero tan esencial como eso, es tomar en cuenta las estrategias de desarrollo de cada entidad autónoma. El Gobierno ha dicho: ‘lo único que vale en esta discusión es la agenda 2025, el plan nacional de desarrollo, etcétera’, perfecto, eso es esencial; pero no hay que olvidar las particularidades y las necesidades de los ciudadanos ya en términos de su relación con los otros niveles del Estado, los subnacionales.

— Se dice: pacto fiscal igual distribución de recursos; pero en la propuesta de la FAM se decía: ‘primero ver los objetivos fiscales’...

— Sí. Ver la manera en la cual tenemos ingresos como Estado, donde no solamente entra la discusión de los recursos naturales, de la renta petrolera, del IDH, sino todas las otras posibilidades que tienen los niveles de gobierno para generar recursos, pero en torno a una estrategia general, donde todos tienen que ayudarse, para que cada nivel de gobierno pueda generar más recursos. La visión de la federación de municipios era no discutir la distribución de recursos como punto de partida, sino más bien debatir cómo hacemos sostenibles los ingresos del Estado en el largo plazo, y, a partir de ello, cómo garantizamos una mejor ejecución de esos recursos, y después, recién, discutir la distribución. Quién puede hacer mejor y más rápido, y en torno a eso empezar a trabajar la distribución de los recursos, no por regla, sino en función a resultados y de metas que cada uno cumpla.

— También había la idea de uno o dos fondos de compensación, de solidaridad entre regiones o municipios ¿Sigue vigente esto?

— Sí, pero con buena fe. La discusión del pacto fiscal requiere de buena fe. La propuesta de la Cuenta Única, por ejemplo: tenía que ver con utilizar la diferencia entre los recursos programados y los ejecutados a nivel departamental, para que puedan ser nuevamente redistribuidos en función al cumplimiento de metas o resultados. Que los recursos en caja y bancos de los municipios y las gobernaciones se puedan volver a redistribuir en función a los mejores resultados. Pero para esto se necesita buena fe; porque si hay mala fe, sobre todo del Ministerio de Economía, esos recursos podrían terminar de ser confiscados.

— Insiste mucho en dar recursos según metas o resultados, condicionar la dotación de fondos…

— Exactamente. Ese era el sentido. Era otra forma de acceder a más recursos, pero no solo en función a resultados o a ejecución presupuestaria óptima, sino también a algo muy importante, a la posibilidad de que las entidades autónomas mejoren sus ingresos propios; o sea, que también hagan esfuerzos para mejorar sus ingresos, y no solamente piensen en cómo van a distribuir la renta.

— ¿Qué piensa de la visión del Vicepresidente, que dijo que de los tres niveles del Estado, el único que genera riqueza es el central, que los otros dos son rentistas?

— Es una visión sesgada, porque la Constitución dice que la explotación de los recursos naturales (de los hidrocarburos, para el caso) es responsabilidad y competencia privativa del Estado nacional; entonces, no hay manera en que los otros niveles participen de esa generación de recursos, que son, además, el grueso de los ingresos que hoy día tiene el país. Es una apreciación muy sesgada de parte del Vicepresidente, más aún cuando estamos demostrando, en algunos municipios, el enorme esfuerzo que se está haciendo para incrementar los recursos propios. No es una visión correcta, y a eso me refería cuando hablaba de la buena fe.

— El Gobierno habla de la necesidad de crear empresas estatales en municipios y gobernaciones.

— Nosotros tenemos una buena experiencia, dos empresas municipales, Emavías y Emaverde, que casualmente han perdido mayor capacidad de ejecución por las políticas del propio gobierno central que, por ejemplo, ha prohibido las transferencias de los niveles subnacionales hacia sus propias empresas, cuando a nivel nacional se puede hacer eso. Una vez más la mala fe. Necesitamos que el Gobierno asuma una visión más estratégica, de Estado, en lugar de andar criticando a las entidades subnacionales, poniéndoles normas que limitan sus propias capacidades.

— La Constitución dice que municipios y gobernaciones ya pueden crear impuestos, por ejemplo, pero parece que están limitados.

— Tenemos capacidad legislativa, podemos crear impuestos, pero necesitamos autorización del Ministerio de Hacienda (Economía); o sea, lo mismo que igual. Hay una visión todavía centralista en el Gobierno que yo espero que en la siguiente etapa gubernamental sea superada.

Quizás en un primer momento el Gobierno necesitaba concentrar recursos, todos estamos de acuerdo en fortalecer a nuestra principal empresa que es Yacimientos (YPFB); nosotros tenemos plena conciencia de que no se puede afectar a la gallina de los huevos de oro; eso está claro. Pero también es necesario que el Gobierno una vez más vea cómo puede ayudar a que los niveles subnacionales mejoren su desempeño en lugar solamente de criticarlos por razones estrictamente político-partidarias.

— Caja y bancos, el San Benito del Gobierno. Pero críticamente, ¿por qué persiste este problema?

— Por las dificultades de la ejecución; las normas para la ejecución de la inversión pública en las entidades subnacionales la hacen muy difícil, y no es así para el Gobierno. El Gobierno puede no licitar y contratar de manera directa, con un decreto, millones de bolivianos y, por tanto, garantizar una ejecución más efectiva; nosotros estamos sujetos a hacer una licitación, dos, tres, y si se te cae, se te ha ido el año. Es verdad que hay problemas en los municipios, de institucionalidad, de burocracia, pero también es verdad que hay factores externos a los municipios que dificultan esa mejor inversión.

— Cada que puede, el Vicepresidente pone el ejemplo de La Paz como el de la baja ejecución.

— Los datos al 31 de enero, cierre de la gestión fiscal del 2014, dan cuenta de una ejecución general de 88% y de una ejecución en inversión de 75%, que es alta y óptima, sabiendo que nosotros no solo estamos encargados de construir cosas, sino también de dar servicios: tenemos que pagar el barrido de la ciudad, el desayuno escolar, los seguros a cargo del gobierno municipal, etcétera.

— Rodrigo Paz, medio en broma, medio en serio, decía: ‘quisiéramos para todos los municipios una Upre (unidad que maneja el Bolivia Cambia Evo Cumple).

— Claro, imagínate la gran posibilidad que tendríamos; tú sabes que esos proyectos no se licitan; se ejecutan de manera muy rápida, implican gran parte del presupuesto del Ministerio de la Presidencia, que, dicho sea de paso, ha sido una de las ejecuciones más bajas del año pasado. Pero creo que hay una excesiva politización en la relación entre el gobierno nacional y las entidades subnacionales, y eso se tiene que acabar, y el Gobierno tiene que empezar a mirar las cosas ya no como gobierno, sino como conductor del Estado, y eso también lo hace responsable de ayudar a que los niveles subnacionales resuelvan sus problemas administrativos y puedan garantizar una mejor ejecución de los recursos. Pero para esto se necesita cambiar un poco el chip y la mentalidad, y dejar la confrontación con las regiones.

— Parece que en el Gobierno hay una idea: el pacto fiscal se lo quieren para favorecer a municipios y gobernaciones, cuando el tema también es el bien común, la economía nacional, a todos nos interesa que le vaya bien al Gobierno.

— Por supuesto que sí, por eso, además, nosotros no creemos que la discusión del pacto fiscal pase por la discusión de cuánto se distribuye a las regiones, con cuánto se queda el Gobierno nacional; esa no es la discusión de fondo: lo de fondo es qué niveles de gobierno pueden de manera más óptima cumplir las metas de superar la pobreza, de garantizar un piso mínimo de servicios para los ciudadanos y, a partir de ello, darle más recursos a quien ejecuta mejor las cosas y a quien cumple con esas metas que hayan sido establecidas de manera consensuada, bajo parámetros técnicos razonables. A nosotros por supuesto que nos interesa que le vaya bien al Gobierno nacional, porque si le va bien, le irá bien al país y también le irá bien a las propias entidades subnacionales,

— ¿Qué futuro le ve al Consejo Nacional de Autonomías? Van a incorporar a Economía; los movimientos sociales estarán en el nivel consultivo.

— No ha sido una buena señal que se convoque a la primera reunión del Consejo Nacional de Autonomías, con autoridades interinas. Si después de las elecciones municipales y de gobernaciones, se pone en efectivo funcionamiento el CNA, habremos empezado a dar pasos esperanzadores de franca, seria y honestamente ponernos todos bajo un objetivo de país, liderados por el Gobierno nacional, como corresponde, pero donde también se tome en cuenta las particularidades y las necesidades de las ciudades, de las regiones y las expectativas que tienen esos ciudadanos y por qué éstos eligen a las autoridades que eligen. Si todo eso se discute de manera franca, seria y sincera, pues seguramente vamos a poder hacer que el CNA empiece a funcionar de mejor manera y ojalá se pueda llegar a un punto de encuentro del pacto fiscal que sea satisfactorio para todos, y donde, una vez más, la discusión de inicio no es la distribución de los recursos.

—Debiera tener plazos…

— Bueno, el pacto fiscal ya tenía plazos legales, que han sido superados. Estamos iniciando un nuevo periodo del Gobierno nacional y de los gobiernos subnacionales; parece el momento ideal y oportuno para poner en marcha no solo el Consejo, sino sobre todo el pacto fiscal, creo que es una inmejorable oportunidad para hacerlo, dado el respaldo que tiene el Gobierno y dados los respaldos que van a tener las autoridades subnacionales.

Perfil

Nombre: Luis Revilla Herrero

Nació: 22 de abril de 1972

Profesión: Abogado

Cargo: Candidato a la Alcaldía de La Paz por Sol.bo

Vida

Tiene 43 años y nació en La Paz. Tiene una hija, Ariana Lucía de nueve años. Bachiller del colegio San Calixto, titulado como abogado en la Universidad Mayor de San Andrés. En 1999, junto a Juan del Granado y un grupo de jóvenes, fundó el Movimiento Sin Miedo. Entre 2005 y 2010 fue presidente del Concejo Municipal paceño. Desde mayo de 2010 hasta diciembre de 2014 fue alcalde de La Paz.

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